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sábado, 4 de agosto de 2007

VAMOS POR LA TERCERA TAREA.

Hola nuevamente. Encontré esta entrevista, la tarea consiste en:

  1. Leer detenidamente.
  2. Realizar un informe (para ser entregado en clase del día jueves 9)
  3. Tendrá un COMENTARIO en relación al contenido de la entrevista.
  4. Necesitas respaldarlo con dos argumentos.
  5. Si deseas, haz un clic en las palabras de color diferente y podrás entrar en otros espacios.

Ganadores de Universidad de Buenos Aires.

Todos ustedes estudian y trabajan, y aun así se juntaron los fines de semana (y más) para desarrollar este proyecto. ¿Cómo describirían la experiencia: mucho sacrificio o pura adrenalina?

—Hasta el 2 de junio, cuando hicimos la presentación en la final regional, era todo sacrificio, y ahora es todavía peor porque hasta agosto tenemos que hacer muchas más cosas. La cantidad de trabajo es exponencial. A medida que nos estamos acercando a la fecha del viaje a la final se incrementa el nivel de adrenalina y ansiedad, y tenemos que aprender a manejarlo.


—¿No ayuda la adrenalina?

—Ayuda cuando uno esta cansado, y no importa si tiene sueño o ganas de ir a pasear: se trabaja igual. Pero por otro lado, si uno no sabe controlar las emociones y la ansiedad, se pone muy nervioso, y eso juega en contra.


—En la final sólo tendrán 20 minutos para la presentación del proyecto, más 10 minutos de preguntas del jurado, y además tienen que hablar en inglés. Una tarea difícil en un concurso de estrategia donde lo que se evalúa no es sólo la aplicación técnica (sólo el 15% del puntaje) sino también la definición del problema y su resolución y qué tan bien se usa la tecnología para resolverlo. Es decir que tienen que saber usar el tiempo inteligentemente. ¿Se prepararon con algún especialista en discurso o algún publicista para que los ayude?

—No. Pero lo que sí hicimos fue leer muchos documentos que explican cuáles son las mejores formas para hablar y cuántas veces hay que repetir algunos conceptos para que le queden claros al interlocutor; también para aprender a pararnos frente a un grupo de personas que nos van a estar mirando como si fuera un examen de la facultad; los jurados no van a hacer ningún gesto, y vamos a tener que tratar de ver si les está interesando o no lo que les contamos.

Además también, lo practicamos delante de otras personas (amigos, familiares, compañeros) para que nos criticaran y nos hicieran las preguntas más comprometidas que se les ocurrieran; también para que observaran qué palabras estábamos repitiendo mucho, y nos dijeran que les gustaba y qué los aburría de la exposición.

—En este equipo son todos estudiantes de la UBA, como lo son en general los argentinos que llegan a finales en este tipo de competencias. ¿Cuánto mérito cree que le corresponde a la UBA en esto?

—Y... mucho mérito es de la experiencia personal de cada uno, y de no dejarse caer en momentos difíciles, porque tuvimos que resignar mucho de nuestra vida personal, como salidas, etc., para trabajar en equipo. La Facultad lo que nos da es una formación muy fuerte para aprender que nada se da fácil y que no hay muchos recursos, que hay que arreglárselas con poco. En la Facultad no hay demasiada infraestructura para llevar adelante los proyectos, hay muy pocos profesores (aunque muy buenos) para muchísimos alumnos, entonces todo esto enseña a luchar, y es lo que nos diferencia frente a otros estudiantes tanto del país como del extranjero. Hay una frase que me dijo una vez un francés: “Si la puerta está cerrada aprendé a entrar por la ventana”, y en la UBA esto es así.


—El tema del concurso es “Imaginar un mundo donde la tecnología nos permita una mejor educación para todos”. ¿Pasaron Uds. por la experiencia de ser alumnos virtuales anteriormente?

—En mi experiencia particular sí, pero como docente. Di clases particulares de Matemática virtualmente desde mi casa a alumnos de escuela primaria de Estados Unidos y Canadá. El programa se llama Tutor.com y es una plataforma súper básica, muchísimo más básica que Wormhole. Pero la experiencia fue súper efectiva para los chicos, les interesaba lo que les explicaba y se reenganchaban. Les decía que hicieran un ejercicio y yo los ayudaba, lo dibujábamos en el pizarrón y les encantaba. De hecho es uno de los casos de éxito que tomamos como modelo antes de diseñar Wormhole.

En los EE.UU. incluso hay otro programa que se llama Parents at home: es para chicos que en lugar de ir a la escuela estudian en su casa con sus papás y usan la plataforma de tutor.com para resolver dudas, etcétera.


—¿Qué otros casos interesantes de plataformas de enseñanza-aprendizaje virtuales les llamaron la atención?

—Estudiamos también el caso de una universidad italiana cuyos cursos de posgrado se realizan a través de internet. En el caso de esta facultad, sólo es posible estudiar ciencias humanas ya que no disponen de una plataforma integral de enseñanza para las ciencias exactas, porque no tienen en la plataforma virtual las herramientas necesarias, como por ejemplo graficadores de ecuaciones, editores de ecuaciones o calculadoras. Wormhole sí contempla estas cosas y además tiene la ventaja de que al haber sido concebido como plataforma, permite que cada usuario o tercero interesado pueda colocar una extensión dentro del programa. De este modo, se pueden adosar microscopios y telescopios virtuales, simuladores de química y física, graficadores, etcétera.

También estudiamos otro caso de programas de educación a distancia de los EE.UU., llamado Brainfuse.


—Uno de los objetivos de Wormhole fue poner de nuevo el foco en la relación entre docentes y alumnos. Desde lo que permite realizar la plataforma este vínculo está marcado por una fuerte autoridad del docente. El profesor es el que maneja las comunicaciones entre y con los alumnos, modera todas las preguntas y las respuestas y también los contenidos. ¿Pensaron en este tipo de relación docente-alumno que están reproduciendo?

—Nosotros nos basamos en muchas de las cosas que proponen Unesco y Unicef. Ellos sostienen que no hay que reemplazar al docente, y mucho menos con la tecnología. Hay que remarcar la importancia del docente. Porque es el profesor o maestro quien da otras riquezas que tienen que ver con el contacto personal y visual, con el sentirse acompañado. Muchas veces en la escuela primaria, por ejemplo, el maestro cumple el rol de la familia. La educación presencial nos da nexos muy fuertes, y el docente nos forma como persona durante los primeros años.

Y Wormhole en este sentido intenta mantener el foco entre el docente y el alumno ayudando a que ambos se sientan a gusto, compartiendo experiencias y actividades como lo hacen en el aula, pero a distancia. La plataforma tiene una serie de características que hacen que este vínculo sea muy similar a estar en contacto en vivo y en directo, por lo que el nexo entre ambos actores no se verá afectado.


—¿Qué proyectos y en qué contexto sería los ideales para implementar Wormhole?

—Wormhole es una plataforma ideal para el contexto latinoamericano. Nosotros vivimos en una región con características muy especiales, que no se reproducen en otros lugares del mundo. Existen situaciones sociales, económicas y culturales que hacen que los estudiantes tengan muy poco tiempo libre para estudiar y capacitarse. Las grandes distancias, la necesidad de trabajar y la falta de herramientas adecuadas que faciliten el aprendizaje fuera del aula son algunos de los factores que dificultan la tarea de la mayoría de los estudiantes.

Creemos firmemente que Wormhole tiene el potencial para contribuir al desarrollo de la región y creemos también que el modo más efectivo para ello es a través de la educación.


—Si ganan el primer premio, de 25.000 dólares, ¿formarán su propia empresa?

—Lo que más nos interesa es sacar adelante Wormhole, que llegue a muchas personas y que realmente contribuya a mejorar la calidad educativa. Sí, nuestra idea es comercializarlo, tenemos armado un plan de negocio, y la idea es seguir de la mano de Microsoft.


Fecha: Julio de 2007